Érase una vez el amor pero tuve que matarlo

"Su piel es blanca pero el sol la oscurece un poco y se ve preciosa. Cuando se está así todo es apropiado, el mundo gira sobre tu mano y aunque no es nada, brilla. Ella tiembla cuando la rozas, te entrega todo, aun lo que guardaba para el mal tiempo. Una dulce y sensible criatura de Dios. Eres su héroe y no tienes que esforzarte para ser bueno y confiado. Los pescadores miran a tu chica y aunque te molesta un poco puedes entenderlos: ella es un regalo para los ojos y tu eres el dueño, puedes besarla y hacerle el amor cuando se te antoje, eres el primer y único hombre de su vida, el jardinero que cortó esa flor, la cortaste con ternura, no hubo dolor, fue lento y placentero como chupar una pastilla de menta. Los pescadores la miran como si fuera una estrella, ellos no pueden cortar flores tan suaves, ellos comen hierba como los burros. Si tuvieran flores así las destrozarían porque la ansiedad los quema, en cambio tú no tienes prisa. ¿Para qué? Ella es tuya para siempre.

Y un día todo acaba, ella dice jamás y es en serio."

Fragmento de "érase una vez el amor, pero tuve que matarlo" de Efraím Medina Reyes
Páginas 28 y 29.