Empújame al abismo. No soy tuya. No soy una muñeca que cae y golpea el suelo sin sonar.
Soy más que un relleno de algodón que la gravedad atrae. Soy carne que late. Huesos que fluyen.
Empújame al abismo diciéndome que amas mi algodón, mi vestido de tul, mi moño en la cabeza y mis mejillas sonrosadas ajenas a mi realidad.
Tírame, rómpeme, hiéreme, suéltame al vacío.
Nada me toca. Nada sangra en mí. Nada sucede porque no soy tuya.
Ese es el juego.