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Mostrando entradas de enero, 2011

Para recordar

Necesito al sol. Necesito la luz de antes. Esa hermosa fotografía móvil que era mi vida. No lo notaba hasta cuando todo se volvió plano y frío. Como si hubiera pasado de estar abrazada por una montaña, maternal como el vientre de una mujer, a una incubadora con luces sobre mí. Luces blancas, estalladas, estáticas y frías. El mundo no tiene vestidos ahora, lo he notado también. Y el corazón se ha convertido en un libro que guarda momentos para no olvidar jamás. Sin embargo, ya no vive, sólo atesora. Desearía ver el amanecer. Eso es lo que me hace falta realmente. Sentir la tranquilidad de un nuevo inicio. La misma tranquilidad. La nueva década decayó sobre mi como una mantilla silenciosa en la morada de los sacerdotes. Para recordar, esa fotografía, esa luz, esa calidez que vivían en mi y que la montaña misma me proveía debo volver a esa rutina de la tranquilidad, las formas sencillas, la grama, la calma. Cuando el jazz se creaba como si fuera maná, y el sol era más hermoso que nunca