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Mostrando entradas de agosto, 2013

Noticia

Es la una de la mañana y no puedo dormir. No hay reloj titilante que marque ni manecilla que persiga el tiempo. Soy yo mi propio verdugo del tiempo. Hace 5 días no le veo de ninguna forma. Intenté escribirle una carta pero como nunca me había dado su dirección supuse que sería inútil. Pensé que si salía a caminar a la calle le encontraría, pero las horas de la tarde invertidas en recorridos sin sentido no dieron fruto. Fui forzado a entender que no estaba aquí. Pensé en telefonearle y decirle que no estoy bien. Me encantaría contarle que fui a la peluquería de siempre en aquel barrio del que siemrpe se burlaba por el nombre y que había perdido la mitad de la melena que cuidaba desde que le conocí; que hablé con los inquilinos de su casa y que me invitaron a cenar pero no fui por la depresión que me persigue. Le diría que le necesito. Aunque la linea se cortara y su respuesta llegara a medias, sabría que el gato de la esquina murió atropeyado y que la vecina quejumbrosa se ha ido de