No me quieras

Al buen hombre
de corazón sano y medido,
de ojos abiertos,
de calma y de espera.

Al que merece un para siempre,
un corazón sin heridas,
la verdad completa 
y el amor decidido.

Al que sabe esperar
a pesar de que la espera signifique el fin.
Al que disfruta la zozobra
y la acoge como si fuera un tesoro.

A ti, hombre que esperas,
que recoges las piezas de la vasija rota,
que escribes mesuradamente y 
que esperas silenciosamente y demasiado de poco.

No me esperes. 
No me quieras.