No me quieras
Al buen hombre de corazón sano y medido, de ojos abiertos, de calma y de espera. Al que merece un para siempre, un corazón sin heridas, la verdad completa y el amor decidido. Al que sabe esperar a pesar de que la espera signifique el fin. Al que disfruta la zozobra y la acoge como si fuera un tesoro. A ti, hombre que esperas, que recoges las piezas de la vasija rota, que escribes mesuradamente y que esperas silenciosamente y demasiado de poco. No me esperes. No me quieras.