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Mostrando entradas de marzo, 2014

No me quieras

Al buen hombre de corazón sano y medido, de ojos abiertos, de calma y de espera. Al que merece un para siempre, un corazón sin heridas, la verdad completa  y el amor decidido. Al que sabe esperar a pesar de que la espera signifique el fin. Al que disfruta la zozobra y la acoge como si fuera un tesoro. A ti, hombre que esperas, que recoges las piezas de la vasija rota, que escribes mesuradamente y  que esperas silenciosamente y demasiado de poco. No me esperes.  No me quieras.

En soledad

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Estoy un poco rota. Tengo el espíritu un poco vencido. Tengo la sonrisa un poco fingida. Tengo el ánimo un poco caído. Tengo los pies un poco cansados. Tengo el corazón un poco deshecho. Funciono a media marcha y tengo la intención de reconstruirme lentamente en soledad.

Salmones

Escojo un sistema de palabras. Te imito. Deliberadamente te imito. Copio el tono, el ritmo y la situación en la que decides usar las palabras. Me transformo y de nuevo, vuelvo a ti para robar una identidad y sentirte más cerca. Caes como una mosca sobre fruta descompuesta. Repito la acrobacia verbal con modismos y expresiones. Una y otra vez funciona. Soy un pescador en el río, esperando con paciencia a que los salmones se golpeen después del ritual de apareamiento y floten sin vida.