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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Lo bueno del amor es que aplica a casi todo lo demás

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio o flecha de claveles que propagan el fuego: te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma. Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores, y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo el apretado aroma que ascendió de la tierra. Te amo sin saber como, ni cuándo, ni de donde, te amo directamente sin problemas ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera, sino así de este modo en que no soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño. — Pablo Neruda

Firecracker

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No sé por qué no le había dicho eso. Se lo había querido decir desde que me dijo la primera palabra. Yo lo había pensado, era una idea ligera que reposaba tranquilamente. Ahora es la razón de mis intranquilidades. Me agito al pensar que le quiero decir, pero al final no me animo y me quedo con los pies fríos esperando que algún día tenga el valor. No. Miento. No es el valor. Estoy esperando el momento, eso es. Mi señal de que le diga o no. Creo que la veo. Creo que me la dicen y yo me rehuso a verla. Las cejas se revuelcan y los pies sienten un hormigueo. Sube y baja. Vienen las náuseas y yo miro al cielo esperando que la señal explote. Que el golpe seco arranque todo, y ya no le tenga que decir nada. Pesomuerto. Meh, al final no importa.  Firecracker. 
Yo amo. Yo beso. Yo dudo. Yo siento. Yo deseo. Yo corro. Yo viajo. Yo lloro. Yo extraño. Yo olvido. Yo ignoro. Yo empaco. Yo recuerdo. Yo cuento horas. Y tú, yo no sé qué haces mientras yo estoy aún aquí. Trátame bien.