Oxidada

Escribir, dicen por ahí, es un arte. Yo creo que escribir es un sentimiento, como llorar o reír. Es imparable, nace de un lugar desconocido y nadie lo puede controlar. Uno diría que escribir es como tener un amante, un mal necesario, que cuando es necesario es incondicional.

Un amigo me dijo una vez algo que me suena siempre que leo mi propio blog, "El día que te guste demasiado algo, empieza a desconfiar, destrúyelo y hazlo mejor". A veces siento esa frasecita retumbando en la cabeza, y me pregunto si todo esto es en realidad bueno.

Sé, de antemano, que por lo menos es un buen ejercicio y eventualmente uno suelta la mano o los dedos a medida que va escribiendo más.

En las épocas en las que no escribo (tanto como en otras), como por ejemplo esta, siento que al volver a mi amado blog, la mano me chirrea, está oxiadada y hay que volver a empezar otra vez. Supongo que buscaré otra vez el aceite 3 en 1 que hay en mi casa. El problema es encontrarlo. El resto, es fácil.