Azul


Duerme ahora en la mitad de la cama. Es una cama doble. Antes dormía en el lado derecho, pensando que eventualmente tendría que compartirla, pero con el paso de los años se dio cuenta que esa posibilidad se alejaba.

Se levanta de la cama rodeada de peluches, sintiendo que es feliz incluso cuando su vida está incompleta. Las pantuflas están en el mismo lugar dónde las dejó la noche anterior. La habitación brilla, pareciera que estuviera llena de vida. Abre sus ojos y busca con los pies, sin tocar el piso helado.

El escritorio está a 15 pasos de la cama, a 7 del baño y a 12 de la cocina. La prótesis remoja en el agua, en el baño, con la puerta cerrada. El ojo brilla también. Todo brilla. Todo se asfixia.

La máquina de escribir la compró en un mercado de las pulgas hace 40 horas exactamente. La resma de papel, acomodada específicamente a 23 centímetros de la reliquia, estaba a un brazo de distancia.

"Hoy he preferido soñar contigo. El sol me ha dicho lo mismo. Dormí toda la tarde, unas cuatro horas. Me desperté, tuve unas galletas de sal y un té, y volví a soñar. Te he visto bien. Nos vemos bien. Allá no necesito nada. Lo único que extraño al despertar es tu piel. Las pieles de aquí son....distintas. Ásperas. Crudas. Insensibles. Volveré a dormir. Espérame. Voy por ti"

Las teclas dejaron para escribir una línea más y dejaron de sonar. El lugar quedó en un silencio insoportable. Recorrió los 15 pasos de regreso, y de la mesa de noche, del cajón superior, sacó un recipiente. Píldoras azules. Dos píldoras azules.

La última línea, decía: "todo el tiempo estoy pensando en ti."