Correspondencias para Andrés

Despues de mucho silencio he decidido volver a escribirle. No crea que no he querido hacerlo, al contrario. Pero las palabras han huído de mi desde hace un mes. Lo siento, debo disculparme. En el fondo creo que se trata de dos cuestiones importantes: mis luchas constantes y mis ocupaciones.

Sí, mi Romeo ahora no me quiere. Me teme, en realidad, y eso me ha roto el alma un poco. Ya no quiero salir al mundo, lo rechazo y me parece enfermizo.

Sí, no sé a qué le temo o a qué le huyo, pero casi todo es así ahora. El universo ha perdido un poco su color y su magia. Mientras, yo me aferro a la música que me hace sentir viva; un poco de Pink Floyd, de alternativa feliz y de jazz. Notas que se pierden en el vaho de la ciudad.

Yo, Julieta, he decido apartar a Romeo. Ya no quiero que me recite poesía bajo la ventana, ni que me jure amor eterno renunciando a su nombre. No quiero comparaciones con la luna o el sol, ni con las estrellas. He decidido ser una Julieta triste y sola. Sola como cualquier peatón que camina entre la selva de la ciudad.

La ciudad ha estado húmeda y triste, creo que un poco como yo.
¿Cómo va su Julieta, que tanto se aferra a usted?