Cuando le dije que le quería lo hice de la forma más impersonal. Por un corto mensaje en el que me excusaba del medio y le decía que tenía un súbito impulso de decirle esto mismo y que así estaba saciando lo que me acosaba. 

De manera contestataria me preguntó por mis errores,por los suyos y en ese momento entendí que siempre seríamos dos desconocidos que, a pesar de los pesos muertos, intentaríamos amarnos así como los tercos insisten en golpearse la cabeza contra un muro.