Discurso de Eva por Carilda Oliver Labra

Hoy te saludo brutalente: con un golpe de tos o una patada. ¿Dónde te metes, a dónde huyes con tu caja loca de corazones, con el reguero de pólvora que tienes? ¿Dónde vives: en la fosa en que caen todos los sueños o en esa telaraña donde cuelgan los huérfanos de padre? Te extraño, ¿sabes? como a mí misma o a los milagros que no pasan. Te extraño, ¿sabes? Quisiera persuadirte no sé de qué alegría, de qué cosa imprudente. ¿Cuándo vas a venir? Tengo una prisa por jugar a nada, por decirte: «mi vida» y que los truenos nos humillen y las naranjas palidezcan en tu mano. Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo y hallar velos y humo, que, al fin, parece en llama. De verdad que te quiero, pero inocentemente, como la bruja clara donde pienso. De verdad que no te quiero, pero inocentemente, como el ángel embaucado que soy. Te quiero, no te quiero. Sortearemos estas ...